¿Y que tanto?

Hoy tube un reencuentro después de varios meses con la mari, esa chiquilla que conozco desde que eramos hijas de la inmaculada concepción, con el pelo largo, la voz más de pito y ella pensando estudiar ingeniería genética y yo... el antojo de turno que no fuera ingeniería (parece que lo de perdida en la vida no es nuevo en verdad.... mmmm) y fue liiiiiiiiiindo.

Es que la mari resultó ser una de esas personas que pasaran los días, pasarán los años.. sin vernos pero cuando nos vemos andamos contentas hablando tonteras, riendonos por todo y entendiendonos muy bien. Chita que quiero a la cabra.

Hoy, ella anda de diseñadora con ganas de ilustradora por la vida y yo en mi último semestre de ingeniería ambiental con ganas de terminar y en su felicidad llegó a decirme lo que necesitaba escuchar en mi falta de felicidad, me va a quedar dando vuelta sus palabras en mi cabezota durante un rato largo, lo se, ya estubo toda la micro hablandome en la cabeza y más encima me presentó a mi nueva amiga, que obviamente se llama josefina y que ella hizo con sus propias manos porque es una promisoria microempresaria de las técnicas hechas a mano con socia y todo, triciclo se llaman, y son secas.

Ella me dijo que si uno necesita andar en el limbo un rato, sin norte y con cara de mariposa en el paseo ahumada entonces habia que andar en el limbo (en realdiad no me lo dijo tan así pero las redes comunicacionales son así) sin norte y con cara de mariposa, asi que eso pues, limbiaré y mariposearé hasta que me aburra... ¿y que tanto?

La ballena josefina, mi nueva amiga