Mis últimas vacaciones como estudiante

Fuí en busca de tranquilidad, descanso, paseo y nuevos buenos aires para mi último semestre + tres meses de práctica profesional + primer años de trabajo que van, espero, inmediatamente unidos (solo por razones económicas espero vallan unidos) lo que da un largo periodo de dos años sin más que fines de semana largo para tomar aire, cosa que para quien camina por santiago despues de clases, se sienta en los parques a mirar a la gente, la ciudad, las plantas o el libro de turno, es una eternidad, e imaginar día tras día de levantarse temprano a encerrase nueve horas en una oficina o en un container en alguna parte del planeta o en un pueblo perdido en el desierto es tan deprimente que me hizo juntar lo que no tenia y volver a ser paria de la familia para salir a respirar antes de eso.
En cambio encontré alla angustia, enrredos, penas, terror, miedo, violencia, tensión, confusión... agonía de alma.
Cuando venía de vuelta traté de empujar todo eso a mi petaquita para ir guardando las penas y pesares que voy pasando y en parte resultó. Y por ahora con esa parte es suficiente porque las cosas hermosas que también tuvo este viaje se hinchan de nuevo y ocupan el lugar que les corresponde.
Yo no se si volví más triste, más cansada, menos esperanzada y más lejos de ese alguien de lo que partí el viaje, ahora que he hablado con el sin estar con él creo que no, pero lo único que tengo claro es que de alguna extraña forma en mi mente, que cada vez me convense más que en algun punto entre la depresión absoluta y el alzheimer esta mi futuro lejano, esto sirvió para el empujón que necesitaba para terminar el año, no con más ganas de hacer cosas ni más felíz o descansada, sino por las ya inescondibles ganas de salir de donde estoy. Lo único claro que tengo ahora es que este chicharo que saltó de la olla en algun misterioso momento y por misteriosas razones, necesita dar otro salto, no se a donde pero si que necesito saltar, y que no sea de regreso a la olla.