Mis últimos dos días del 2006 fue de paria, otra vez, mi padre me ignoraba, me mandaba mensajes entre líneas, mensajes de varias líneas, en negrita y mi madre me interrogaba de a poco... suave... con aires de desinterés.
Pero nada importaba, la idea de pasar mi año nuevo con el hombre que yo amo y que sabe que lo amo hacía valer pasar el día con los ojos pegados al tejido (de mi futuro gorro veraniego al mejor estilo abstracto) aun que terminara con jaqueca y nauseas gracias a mis ojos de baja resistencia, calladita me duché, me puse ropa anti-pseudofrioestival y partí sin muchos bombos ni platillos a tomar el tren de diez para las nueve, con placer recorrí la alameda sin micros ni autos desde estación central hasta república, entre gente con trajes brillantes y niñas con carros de supermercado llenos de bolsitas de challa a cien "para que juegue con challa", con el corazón a mil, ansiosa, como niño en navidad... es que yo solo quería abrazar a mi macho, así que medio corriendo medio caminando y transpirando como el mejor de los puercos del matadero, llegue a santa ana... y fui feliz.
Nunca había pasado un año nuevo sin la gente de mi casa (y me llamaba demasiado la atención pasarlo sin mi abuela debo admitir) y no pude tener mejor compañía, comida rica, jugar a ser gente seria y elegante, fuegos artificiales al lado de la torre entel (que aunque no me atraen mucho fue nuevo para mi pero una ventana con esa vista una mirada poca es obligatoria) y mandar todo al demonio para volver a ser los animalejos burdos y salvajes de siempre.
Aun que estas festividades más son una buena excusa para días como ese que algo muy serio, no pude despedir mi bastante buen y feliz año 2006 (aunque ud. no lo crea) de mejor forma y mejor compañía, ahora espero que los dioses no se pongan a hacer jugarretas este año que empieza para que sea buenísimo... y pueda seguir siendo un animalejo burdo y salvaje con la mejor compañía del mundo.
mercoledì, gennaio 03, 2007
feliz año viejo
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